lunes, 24 de agosto de 2009

6º Ciclo de Teatro para Adultos




Sábado 29 a las 21 horas a la Gorra


"Perturbados entre lilas"
de Alejandra Pizarnik, dirección Leonel Figliolo

En una “plaza metafísica” Segismunda (la niña-muerte) entabla el diálogo final con sus espejos deformantes. El juego y las palabras generan una ceremonia de despedida del Yo y sus otros, la vida se hace tragedia absurda que tiñe la existencia hasta desvanecerla. La obra transita por la perturbación de esa mentira llamada orden, ninguno de los personajes pueden sostenerse porque la realidad está cuestionada. El lenguaje muestra que lo humano es una grieta, una herida permanente que desgarra. Por eso sostiene una voz: “lo malo en la vida es que no es lo que creemos, pero tampoco lo contrario”. Montada en la insatisfacción la protagonista agita las flores de la infancia y crispa los recuerdos derruidos en donde acechan los mandatos. Hay una estética del deterioro que avanza sobre los objetos y carcome a las criaturas abriendo las puertas a la imposibilidad como parte de lo posible. Se desnuda la aporía del vivir, estamos siempre llegando, atravesando un pasaje insoluble. El universo personal tiende a desmoronarse, solo queda la renuncia en medio de los escombros. Segismunda lo sabe porque ha ejercido la mirada como una “lámpara demasiado intensa” sobre aquello que la rodea y entonces se pregunta: ¿Cuándo dejaremos de huir? Y la respuesta está en el ritual cargado de símbolos, en el teatro del desencuentro lúcido en donde la ausencia se vuelve nítida o la presencia más inquietante. Un abanico de fantasmas densos y reales se instala en la escena, aparecen como nombres (Carol, Macho, Futerina, la muñeca Lytwin) de lo mismo, son los fragmentos de la descomposición de ese Yo dislocado. Entonces se manifiesta la paradoja: emergen los triciclos como juguetes de la movilidad conduciendo la vida hacia la quietud más extrema y las palabras se abisman en el silencio.

La luz poética de la dramaturgia de Alejandra Pizarnik propone una cita insoslayable, una relectura audaz de Samuel Beckett, algo así como un reverso en donde el “Fin de partida” deja el lugar a la “Partida del fin”.


Gabriel Penner


No hay comentarios: